miércoles, 19 de julio de 2017

Carta abierta

Y lo llaman a mitad de camino,como de costumbre... No piensa ni por un instante de frívola felicidad.

Corramos un tupido velo perteneciente a la corte suprema del humeante y arrogante cinismo que rodea su andadura...

Cada vez que nombra cierta calle de París en días en los que el café es protagonista incuestionable,se esboza una leve y sonrojada sonrisa en su escuálido rostro.

Siendo otras sus preocupaciones,no puede evitar sentir el deseo de revivir todo aquello para redimirse de ingenuidad;no quiere desechar la utopía que ronda por cada centímetro que pisa firme y convicentemente de que sera un sí rotundo a la encrucijada mental que vive minuto a minuto.

Suspendido en el aire cual equilibrista en paro;así se enciende la mecha que da el pistoletazo de salida al magistral locuerdo:

"Non ti preocupare amore mio"...