Recoge sus pertenencias.Llegó a sus manos aquel telegrama que tardaba en llegar:"retraso del tren de las seis,pronto lo sabrás.Stop."
Pocas frases bastan para conciliar el ansiado sueño que tanta falta le hacía recobrar si quería desempeñar su papel correctamente y no meter puntada sin hilo propenso al más mínimo descuido por la parte generalizada que le repercute.
Sin duda uno de sus grandes puntos unidos por la convergencia del nexo,hacen del instante un ejemplar único y extraño por momentos.Irradia una mezcla poco disuelta por el tiempo,jovial y exultante de nuevas propuestas para su camino ideado entre velas rizadas que, a duras penas,aguantan su palo durante la maniobra.
Ríe y grita limpiamente;sin trampa ni cartón vuelto de hoja,aniquilida por constantes desprecios envueltos en un pañuelo anudado al universo casi inperceptible al ojo humano.
Escondiéndose el verdugo en su propia trampa,añorando su vida pasada de fechas y horas de singulares aspectos u otros tormentos mentales que quisiera fulminar a golpe de talonario;en blanco y negro,para más señas de su caduca identidad.
Cuentan los segundos con la mirada puesta en la oportunidad exiquisita con toques de elegancia,clasista por los siglos de los inmortales que acechan cada esquina recóndita,esperando el presente.
Simulacros incomprensibles al instante de su llegada;cruzados por la barrera cardinal de un vértice sin hipotenusa sobre la que elevar el cuadro al que alude la cita de renombre popular a la cual tendrá el placer de conocer y gusto por encasillar.
Invierte y recompra toda su energía en la capacidad de la fuerza como mochila que colgarse a sus espaldas.Acarrea laboriosas hazañas sin patrimonio reconocido por la cabezonería de su ilustre invitada,poco dada al discurso fácil;volverán a dar las seis.
Recobra la condescencia la cordura necesaria para relatar su historia,coherente y sensata,asentada en los recios principios,valores consolidados que por fin dan rienda suelta a la imaginación.
Y entonces...
No hay comentarios:
Publicar un comentario