miércoles, 16 de marzo de 2016

Cremallera reticulada

Dicha sea la boca mancillada,entre mugre y pestilente olor agridulce magullado por la corrupta farsa;chasquea los dedos con la mano que mordió después de comer;a la hora y el punto exacto que marca su mapa honorífico en la jaula del blanco y negro.

Tira a la borda aquello que sobrevino sin razón aparente;putrefacta condena de la que ya se sabe..., por lares trotamundos impera la ley del justo sabio que sigue siendo el rey de un ejército sereno.

Reconoce el palpitar del latido, moribundo entre telas y paños calientes aliviando su pena contraída con la sociedad que envía mensajes encubiertos en epítetos aún por descifrar.

Parpadean los ojos,absortos en la función que descubre su talón de aquiles por última vez,antes de asentar las bases de la democracia fingida.Abierta en canal,desnuda su piel la maquinaria que atañe a lo que requiere y así convoca;manda llamar sin más dilación.

Clavijas desvencijadas;rayos y retruécanos oxidados;el desastre está servido en bandeja que porta la mano negra de una garganta profunda en riqueza discernida en el ámbito lingual.

Asume el errante su erróneo viaje que se esfuma ante la vista de un espectador sin execpción ni condición adherida al condicionante sin cláusula de recesión por contrato mal firmado sin requerimiento de un sentimiento auténtico sin leer.

Revisar los cajellones de un bulevar parisino;elevaría a mil la categoría que carece de recursos humanos.


Letra pequeña, mortuoria mordida sin precedentes que abala la teoría de aquella filosofía dispar y contraria a su fundamento sin concepto predeterminado.

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